Alan García, durante su mensaje ante el Congreso, infló el pecho, miró a sus dos costados, miró al auditorio guardando silencio por escasos segundos y luego, airoso y arrogante, anunció la conformación de un “Pacto Social” para el aumento del sueldo mínimo vital. Ridículo llamamiento para echar agua con manguera de bombero a las multitudinarias protestas sociales a lo largo y ancho del país. Como en la campaña electoral, un pacto social que sólo podía reunir a los degenerados políticos de siempre y un grupo de cachacos donde destacaban el fujimorista Luis Giampetri y el folklórico “sheriff” Benedicto Jiménez. El farsante Alan García, ganador de las elecciones mediante el fraude electoral y mediático, pensó una vez más engatusar a la población luego de, en tan frondoso discurso de 28 de julio, no referirse para nada a sus promesas electorales olvidadas en el cajón profundo de su escritorio palaciego. Y a cambio de tan notorio olvido, más bien, a contraposición de su compromiso de revisar el TLC con Estados Unidos, firmado por Alejandro Toledo, destacó que su gobierno ha realizado todo lo que correspondía (ponerse de rodillas y lamer el suelo) para que el Congreso Norteamericano apruebe lo que hundiría al país en la miseria absoluta de los más pobres y por supuesto, en la promoción hasta el infinito de los más ricos.
Las piruetas de García Pérez, propias de un pobre diablo bailando reagatton o la vida es un carnaval, no pasaron ni podían pasar. La gran mecedora, similar a la del Acuerdo Nacional de Toledo, nido de burócratas ávidos de una tajadita del presupuesto nacional, quiso ser remozada para un mayor engaño colectivo mientras García Pérez avanza a toda máquina en leyes de represión y consolidación del modelo hambreador del neoliberalismo en su tercer piso, como bien y acertadamente, rompiendo protocolos versallescos y diplomáticos, se lo dijo el presidente boliviano Evo Morales en su reciente visita a Lima. Hoy día la sorpresa del hambre es más hambre. El anuncio del gobierno de incrementar el sueldo mínimo vital en treinta soles mensuales, no sólo es una burla a los trabajadores con empleo, los menos, apenas la tercera parte de la PEA, sino la ratificación del desprecio a los empleados, obreros, campesinos y amas de casa, con la finalidad de alentar el pisoteo y la humillación de los más ricos contra los más pobres. Treinta soles al mes, para quienes tienen la suerte de tener un trabajo formal; menos de diez dólares mensuales o sea $ 2.40 U.S. por semana o sea seis centavos de dólar por hora trabajada. ¿Podrían imaginarse qué pasaría en Estados Unidos, la cuna de la democracia según García Pérez, si George Bush anuncia con bombos y platillos un aumento de esa naturaleza?
Si García Pérez tanto confía en el TLC y en el gobierno de George Bush, su amigo, por qué no le trasmite a esta delegación de senadores demócratas encabezada por Rangel la enorme explotación de los trabajadores peruanos y las inestables, paupérrimas y miserables condiciones de trabajo existentes en el Perú. Situación real que denunció la dirigencia de la CGTP oponiéndose a la firma del TLC, para recibir de inmediato de parte del gobierno “dialogante” de Alan García, los calificativos de traición a la patria. Ocasión propicia para que el secretario general de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), Mario Huamán, informara que este gremio se retira definitivamente del “Pacto Social” que impulsa el Gobierno, en vista de que la ministra de Trabajo, Susana Pinilla, no se disculpó por haberlos llamado "traidores a la patria". Aunque por una cuestión elemental de principios, de definición política, la no participación de la CGTP en el nuevo engaño de García Pérez debió darse desde el mismo momento del anuncio de 28 de julio. Por la sencilla razón de que aquí no se trata de ofensas o no ofensas, sino de los destinos del país en manos de una camarilla de políticos corruptos e inmorales.
Las piruetas de García Pérez, propias de un pobre diablo bailando reagatton o la vida es un carnaval, no pasaron ni podían pasar. La gran mecedora, similar a la del Acuerdo Nacional de Toledo, nido de burócratas ávidos de una tajadita del presupuesto nacional, quiso ser remozada para un mayor engaño colectivo mientras García Pérez avanza a toda máquina en leyes de represión y consolidación del modelo hambreador del neoliberalismo en su tercer piso, como bien y acertadamente, rompiendo protocolos versallescos y diplomáticos, se lo dijo el presidente boliviano Evo Morales en su reciente visita a Lima. Hoy día la sorpresa del hambre es más hambre. El anuncio del gobierno de incrementar el sueldo mínimo vital en treinta soles mensuales, no sólo es una burla a los trabajadores con empleo, los menos, apenas la tercera parte de la PEA, sino la ratificación del desprecio a los empleados, obreros, campesinos y amas de casa, con la finalidad de alentar el pisoteo y la humillación de los más ricos contra los más pobres. Treinta soles al mes, para quienes tienen la suerte de tener un trabajo formal; menos de diez dólares mensuales o sea $ 2.40 U.S. por semana o sea seis centavos de dólar por hora trabajada. ¿Podrían imaginarse qué pasaría en Estados Unidos, la cuna de la democracia según García Pérez, si George Bush anuncia con bombos y platillos un aumento de esa naturaleza?
Si García Pérez tanto confía en el TLC y en el gobierno de George Bush, su amigo, por qué no le trasmite a esta delegación de senadores demócratas encabezada por Rangel la enorme explotación de los trabajadores peruanos y las inestables, paupérrimas y miserables condiciones de trabajo existentes en el Perú. Situación real que denunció la dirigencia de la CGTP oponiéndose a la firma del TLC, para recibir de inmediato de parte del gobierno “dialogante” de Alan García, los calificativos de traición a la patria. Ocasión propicia para que el secretario general de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), Mario Huamán, informara que este gremio se retira definitivamente del “Pacto Social” que impulsa el Gobierno, en vista de que la ministra de Trabajo, Susana Pinilla, no se disculpó por haberlos llamado "traidores a la patria". Aunque por una cuestión elemental de principios, de definición política, la no participación de la CGTP en el nuevo engaño de García Pérez debió darse desde el mismo momento del anuncio de 28 de julio. Por la sencilla razón de que aquí no se trata de ofensas o no ofensas, sino de los destinos del país en manos de una camarilla de políticos corruptos e inmorales.
Carlos Angulo Rivas
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