
Sergio Guarisco murió al tratar de impedir la tala de un árbol frondoso en una calle de Chaclacayo. Al cabo de un año, los causantes de su muerte siguen libres. Un fiscal ha desestimado los cargos y ha procesado a los vecinos que denunciaron el crimen. Indignante. Los acusa de haber causado daños a la propiedad privada.
Por Claudio Chaparro
"Es el mundo al revés", expresa indignado Gustavo Buntinx mientras rememora el horror: la muerte, hace un año, de su amigo Sergio Guarisco Pozzi con el cráneo destrozado por tratar de impedir la tala de un árbol. Aún hoy el cruento hecho sigue impune y, lo peor de todo, Buntinx y otros vecinos de Guarisco han sido denunciados por supuestos "daños a la propiedad privada", cuando lo único que exigen es justicia.
La historia parece irreal. Ocurrió el 29 de junio del 2006, en la esquina formada por los jirones Los Cedros y Las Dalias, en el distrito de Chaclacayo. Walter Cisneros Ortega y Viviana Hualpa Cueto, dueños de un chalet que querían convertirlo en hostal, buscaban talar, de manera ilegal, dos árboles ubicados frente a la puerta principal de su propiedad.
No tenían licencia para construir en esa zona, tampoco contaban con los planos aprobados por la Municipalidad de Chaclacayo. Sergio Guarisco –un italiano que llevaba más de cincuenta años viviendo en el Perú – ya había impedido una vez, como vecino, la ilegal tala.
Ante ello, los dueños del edificio cambiaron de estrategia: consiguieron informes municipales irregulares (durante la gestión del ex alcalde Víctor Gonzáles), con firmas de personas improvisadas, para lograr sus propósitos. En dichos informes se aseguraba que los árboles estaban secos y que eran un peligro para las conexiones eléctricas. Falso. La misma policía había constatado que los árboles lucían rebosantes de hojas.
La mañana del 29 de junio del 2006, Cisneros Ortega y Hualpa Cueto contrataron a leñadores mercenarios y matones. También convencieron a dos agentes de la comisaría de Chaclacayo.
Fue entonces cuando Guarisco se puso al frente. Se ubicó debajo del árbol, como un escudo humano ante la naturaleza amenazada. Dos enormes ramas cayeron cerca de él. Hasta que un tercer tronco le cayó en la cabeza y le destrozó el cráneo. Guarisco cayó al piso, en un charco de sangre. Los leñadores, sin perturbarse, siguieron con su trabajo, ante la pasividad de los policías.
De acusadores a acusados
Lo increíble de la historia continuó. Los vecinos, agrupados en la Asociación Tierra Viva, que dirige Buntinx, hicieron la denuncia por homicidio. En primera instancia, la policía local se negó a recibirla.
Luego llegó a la Segunda Fiscalía Provincial Penal de Chosica. Y vino lo inaudito: el fiscal Luis Alberto Durand Navarro archivó el atestado de ‘homicidio doloso’ y abrió proceso por ‘homicidio culposo con atenuantes’, alegando que Guarisco hizo caso omiso a los leñadores.
Pero eso no es todo: los vecinos, como homenaje al sacrificio de Guarisco, instalaron una cruz de caminos en la esquina donde ocurrieron los hechos. El fiscal ha ordenado investigar quiénes colocaron la cruz, pero nada dice de la construcción antirreglamentaria del inmueble y el otorgamiento de licencias para la destrucción de árboles sin las firmas profesionales requeridas. Los vecinos ahora han sido denunciados por supuestos daños a la propiedad privada y encima se ha sugerido el embargo de sus bienes.
El caso está en el Segundo Juzgado de Chosica, Cono Este. A Buntinx, incluso, lo han acusado de apología a la violencia por contar lo que pasó en un artículo que fue publicado en la revista Caretas.
Mientras tanto, los vecinos mantienen su lucha en memoria de Guarisco, un hombre honorable y ejemplar según quienes lo conocieron. Su muerte, un año después, sigue sin hallar culpables. Ahora un representante del Ministerio Público intenta amedrentar a quienes solo piden justicia. ¿Qué intereses hay en juego? ¿A cambio de qué se protege a los responsables de un homicidio? Todos esperan respuesta.
Por Claudio Chaparro
"Es el mundo al revés", expresa indignado Gustavo Buntinx mientras rememora el horror: la muerte, hace un año, de su amigo Sergio Guarisco Pozzi con el cráneo destrozado por tratar de impedir la tala de un árbol. Aún hoy el cruento hecho sigue impune y, lo peor de todo, Buntinx y otros vecinos de Guarisco han sido denunciados por supuestos "daños a la propiedad privada", cuando lo único que exigen es justicia.
La historia parece irreal. Ocurrió el 29 de junio del 2006, en la esquina formada por los jirones Los Cedros y Las Dalias, en el distrito de Chaclacayo. Walter Cisneros Ortega y Viviana Hualpa Cueto, dueños de un chalet que querían convertirlo en hostal, buscaban talar, de manera ilegal, dos árboles ubicados frente a la puerta principal de su propiedad.
No tenían licencia para construir en esa zona, tampoco contaban con los planos aprobados por la Municipalidad de Chaclacayo. Sergio Guarisco –un italiano que llevaba más de cincuenta años viviendo en el Perú – ya había impedido una vez, como vecino, la ilegal tala.
Ante ello, los dueños del edificio cambiaron de estrategia: consiguieron informes municipales irregulares (durante la gestión del ex alcalde Víctor Gonzáles), con firmas de personas improvisadas, para lograr sus propósitos. En dichos informes se aseguraba que los árboles estaban secos y que eran un peligro para las conexiones eléctricas. Falso. La misma policía había constatado que los árboles lucían rebosantes de hojas.
La mañana del 29 de junio del 2006, Cisneros Ortega y Hualpa Cueto contrataron a leñadores mercenarios y matones. También convencieron a dos agentes de la comisaría de Chaclacayo.
Fue entonces cuando Guarisco se puso al frente. Se ubicó debajo del árbol, como un escudo humano ante la naturaleza amenazada. Dos enormes ramas cayeron cerca de él. Hasta que un tercer tronco le cayó en la cabeza y le destrozó el cráneo. Guarisco cayó al piso, en un charco de sangre. Los leñadores, sin perturbarse, siguieron con su trabajo, ante la pasividad de los policías.
De acusadores a acusados
Lo increíble de la historia continuó. Los vecinos, agrupados en la Asociación Tierra Viva, que dirige Buntinx, hicieron la denuncia por homicidio. En primera instancia, la policía local se negó a recibirla.
Luego llegó a la Segunda Fiscalía Provincial Penal de Chosica. Y vino lo inaudito: el fiscal Luis Alberto Durand Navarro archivó el atestado de ‘homicidio doloso’ y abrió proceso por ‘homicidio culposo con atenuantes’, alegando que Guarisco hizo caso omiso a los leñadores.
Pero eso no es todo: los vecinos, como homenaje al sacrificio de Guarisco, instalaron una cruz de caminos en la esquina donde ocurrieron los hechos. El fiscal ha ordenado investigar quiénes colocaron la cruz, pero nada dice de la construcción antirreglamentaria del inmueble y el otorgamiento de licencias para la destrucción de árboles sin las firmas profesionales requeridas. Los vecinos ahora han sido denunciados por supuestos daños a la propiedad privada y encima se ha sugerido el embargo de sus bienes.
El caso está en el Segundo Juzgado de Chosica, Cono Este. A Buntinx, incluso, lo han acusado de apología a la violencia por contar lo que pasó en un artículo que fue publicado en la revista Caretas.
Mientras tanto, los vecinos mantienen su lucha en memoria de Guarisco, un hombre honorable y ejemplar según quienes lo conocieron. Su muerte, un año después, sigue sin hallar culpables. Ahora un representante del Ministerio Público intenta amedrentar a quienes solo piden justicia. ¿Qué intereses hay en juego? ¿A cambio de qué se protege a los responsables de un homicidio? Todos esperan respuesta.
1 comentario:
esas cosas me indignan demasiado :S , la justicia no existe, es algo q invento el hombre yensima no funciona:S, siempre el poder y el dinero va a corromper al hombre, no a todos, porq existe gente q lucha por la vida como este hombre q se opuso a la tala del arbol, pero bueno, es terrible la impotencia q se siente y pàrece q lo unico q nos qda es qjarnos.. ensima siempe q una persona intenta luchar por los derechos y sobresale de las demas y moviliza a lresto y a la gente dep oder no les ocnviene siemrpe lo intntan bajr como sea, je, no es para deprimir mi comentario pero bueno, es una opinion solo, besooos
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