miércoles, 29 de agosto de 2007

DESASTRE ES DISTINTO QUE CATÁSTROFE

Al parecer desastre y catástrofe son dos palabras que se usan indistintamente para señalar el fenómeno telúrico (terremoto) que ha ocurrido en el departamento de Ica, sin embargo existen algunas diferencias que deben ser analizadas para identificar bien esta terminología y no caer en generalizaciones que le hacen mucho daño al que hacer informativo, al país, y a sus ciudadanos.

Catástrofe por ejemplo fue la ocurrida en el departamento de Ancash en 1970, donde apartir de un terremoto de 7.6 en la escala de Richter se produjeron otros fenómenos como deslizamientos de tierra, desprendimientos de grandes bloques de hielo provenientes del nevado Huascarán, que originaron huaicos de gran magnitud que enterraron pueblos enteros como Ranrairca y Yungay que dejaron pocos sobrevivientes, hundimientos de grandes sectores de tierra, disrupción de la corteza superficial y severa alteración del panorama terrestre que obligó a erradicar algunas zonas por inhabitables, p.e. en Chimbote se creó el distrito de nuevo Chimbote, los pueblos de Yungay y Ranrairca se asentaron en otros lugares, etc. La severa alteración del ecosistema terrestre y marino en cuanto a su flora y fauna se vieron gravemente alteradas, hubo bloqueo de todas las vías carreteras de penetración al departamento en sus cuatro puntos cardinales que dificultaron las maniobras de rescate y ayuda por mas de una quincena; Influencia negativa marcada en todas las actividades económicas del departamento cuyos efectos se sintieron por décadas (Agricultura, pesquería, turismo, minería, comercio e industria); Una mortalidad cercana a las 68,000 personas con heridos y damnificados en todo el departamento ancashino y lugares aledaños al mismo que se contaron en mas de 400,000.

En el departamento de Ica el fenómeno terráqueo (terremoto de 7.5 a 7.9 grados en la escala de Richter) fue un desastre de magnitud considerable pero de menor repercusión en sus efectos globales. La mortalidad según INDECI (Defensa Civil) llego ha 503 personas, cerca de 1042 heridos, con 33,000 damnificados esencialmente en la zona costera de Pisco, Chincha e Ica.

En ambos casos la solidaridad material, de ideas, de información no cáustica, es necesaria y fundamental para no retrazar el avance de la acción.

Ambos embates de la naturaleza, desastre y catástrofe, fueron potenciados por la precariedad de las viviendas, servicios de saneamiento básico, la pobreza crónica, insuficiente sistema de comunicaciones, abandono e insensibilidad de algunos ciudadanos y autoridades.

El objetivo de esta reflexión, es para colocar en el tintero dos hechos similares, pero diferentes en la magnitud de daño, que es necesario puntualizar, para de ahí en adelante, desarrollar una verdadera política de prevención de daños, rescate, ayuda, y reconstrucción de los lugares potencialmente afectables por la naturaleza; máxime en un país donde estos eventos terráqueos y sus consecuencias son frecuentes y periódicas.

Dr. Jorge Ramal N.
Chimbote, 21 de Agosto 2007

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