miércoles, 20 de junio de 2007

VIGENCIA DEL PENSAMIENTO DE HAYA DE LA TORRE:

Una vez más, como es mi deber el de contribuir a difundir el pensamiento del maestro, aún cuando nuestro partido....... estando en el gobierno....atraviesa una grave crisis moral, ética y doctrinaria........sigue siendo avasallado por los enemigos de siempre, y no hay quien salga a defenderlo con valentía y lucidez. Ni por aquellos que pretendieron ser “elegidos” a candidatos en su representación.
Empiezo señalando que.... cuando Haya de la Torre escribió su obra magistral “El Antiimperialismo y el APRA” lo hace para confrontar a Lenín en su también célebre libro “El Capitalismo y el Impuesto en Especie” quien sostenía....Dejen que los capitalistas vengan, inviertan y nos exploten. Ganarán muchísimo, se llevarán mucho del país, pero nos enseñaran con su tecnología, a desarrollar el país y nos enseñarán su disciplina capitalista....
Ante esta tesis leninista, Haya de la Torre matiza así su pensamiento...el imperialismo es una inversión económica que tiene de malo cuando abusa y cobra una renta básica exagerada o que tiene de bueno cuando genera riqueza en el país......
El imperialismo no es necesariamente invasivo. No es la penetración de los cañones y de los soldados. El imperialismo es la inversión que abusa, pero esa inversión es necesaria. Con esa inversión hay que saber tratar, negociar, es imprescindible y necesario, porque es el capital, es la máquina, es la tecnología y es la modernidad; eso cuesta, hay que pagarlo, más aún cuando somos un país pobre y posiblemente mucho más caro que en países desarrollados.
Todo eso depende de la capacidad de negociación y defensa del Estado, que defiende al consumidor, que defiende el impuesto que debe pagar el inversor extranjero y, eso sólo lo hace un Estado Antiimperialista. Un Estado que comprende que la inversión extranjera es ambivalente, que es negativa cuando abusa y es buena cuando trae desarrollo que es imprescindible y necesario.
Ahí está la fatídica, la también dramática ambivalencia del hombre práctico, realista, que no se limita a rechazar sino que necesita saber tratar para lograr la inversión, para lograr el desarrollo, evitando el abuso.

Por eso, a partir de 1930, Víctor Raúl Haya de la Torre crea y lanza la tesis de la ambivalencia del imperialismo. Esta es una creación nueva, luminosa, que se puede explicar ahora frente a la Globalización. Por eso cuando a los apristas nos preguntan si la globalización que no tiene fronteras, que la globalización financiera de dinero electrónico que atraviesa fronteras o de productos no tiene control, ¿es buena o mala? Contestamos como Haya de la Torre: Las dos cosas. Es buena si sabemos adecuarnos a ella. Es buena si sabemos coordinar con los demás países de América Latina para incorporarnos a la globalización de manera bien negociada. Es mala si damos el salto al vacío del oportunismo asiático, que aquí en el país se intentó creyendo que sólo se podía vincularse directamente a la economía mundial.
La globalización es buena porque trae tecnología, información, trae la inmensa posibilidad para los que aquí producen vendan al exterior. La globalización es mala porque en un primer momento sacrifica a las pequeñas industrias con la inmensa capacidad creativa de la industria mundial que nos invade. La globalización es ambivalente.
La grandeza y designio de Haya de la Torre, el gran pensador, el adelantado, el incomprendido, el Colón que descubre e insiste, el Galileo o el Copérnico que declaran que es la tierra la que gira alrededor del sol y no al contrario, están, como él, condenados a la soledad hasta que con el paso del tiempo las masas alcanzan a comprender que era verdad. El imperialismo es ambivalente.....Pero sabía interpretar la realidad. La vigencia del pensamiento de Víctor Raúl es la vigencia de su perspectiva de cambio. La realidad cambia, el hombre y sus propuestas están obligados a cambiar dialécticamente en función del conocimiento como herramienta imprescindible del proceso científico y tecnológico. Por eso, él incorporó nuevos conceptos entre 1950 y 1960 sobre el doble imperialismo, sobre la cuestión de cuba, sobre la insurgencia de los países del norte de Europa levantando la bandera de la democracia de pan con libertad que tanto admiró. Para satisfacción de él y los apristas vimos cómo a partir de los años 1970, yá habían países demostrando al mundo entero, que sí es posible crecer económicamente con distribución eficaz, con justicia y con pan.

SANTOS ALEJOS IPANAQUE
Director Ejecutivo de CIDECO
Centro de Investigación para el Desarrollo Comunal
Celular : (056) 971 2682
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